Los sistemas de extinción mediante gases se basan en el principio de extracción de oxígeno. Se activan de forma automática mediante un sistema de detección de incendios y transcurrido un determinado retardo, aunque asimismo puede ser activado de forma manual.
Los sistemas de extinción automáticos por gases disponen, generalmente, de un grupo de botellas que contienen el gas a emplear conectadas entre sí, cuya descarga tiene lugar de manera automática mediante tuberías de acero y difusores sobre el recinto u objeto que queremos proteger.
Los sistemas de extinción automática de incendios por gases son muy utilizados como alternativa a aquellos sistemas más tradicionales, (como los de agua o espuma) y que pueden ocasionar graves reacciones en determinados incendios.
Cualquier equipo de aire acondicionado se detendrá simultáneamente y las puertas y compuertas de ventilación se cerrarán para impedir que entre aire y/o escape el gas extintor, porque podría perder su capacidad de acción.
Estos extintores funcionan realizando la evacuación del oxígeno de un área para frenar el incendio; pues cuando se da una concentración menos del 21% de oxígeno en el aire, se hace imposible la combustión.
Está especialmente indicado en aquellas instalaciones donde otras sustancias (como la espuma o el agua), pueden causar graves daños en los materiales presentes en el recinto, un ejemplo de ello puede ser en almacenes de papel, centros de control, etc.
Este sistema de extinción automático suele estar formado por los siguientes componentes:
Existen principalmente 3 tipos de gases:
#Gases Inertes
Se necesitan concentraciones elevadas de estos gases porque apagan el fuego disminuyendo la cantidad de oxígeno hasta niveles en los que la combustión no se sostenga. Los gases inertes se desarrollan mezclados o puros, y se guardan como gases comprimidos a presión.
#CO2
Se almacena como gas licuado. Incluso en concentraciones bajas (8%) es mortal para las personas.
#Gases halocarbonados (HFC´s)
Estos gases actúan sobre el fuego directamente con concentraciones bajas. Se almacenan como gases licuados y extinguen el incendio mediante el enfriamiento del fuego.
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